Empezar un negocio de bordado sin dinero, ¿es posible?
Sé que emprender un negocio de bordado sin capital parece algo imposible. Pero hace 6 años lo hice, y en este artículo te contaré cómo lo logré y cómo tú también podrías hacerlo.
Antes de tener mi propio negocio, trabajé como empleado durante unos 7 años. En ese tiempo aprendí a bordar, diseñar, operar maquinaria, vender y tratar con clientes. Esas habilidades me sirvieron muchísimo cuando decidí emprender, aunque la mayoría de las cosas las aprendí en el camino.
Empecé desde una situación económica complicada
Cuando inicié mi negocio, estaba en una situación económica bastante complicada. No me sobraba ni un centavo. Vivía con mi mamá, mi pareja y mi abuela en un apartamento que habíamos construido en parte del terreno de mi abuela. Estaba al límite: con los gastos a tope, y con un gran deseo de cambiar esa realidad.
Pero, ¿cómo emprender si no tienes cómo invertir?
No tenía maquinaria, ni herramientas. Tuve la posibilidad de adquirir un pequeño crédito con el que compré un kit de sublimación y empecé a hacer personalizados. Así llegaron mis primeras ventas.
Empezar con lo que tienes, desde donde estás
No quise tener gastos adicionales, así que no alquilé un local comercial. Comencé trabajando desde casa y haciendo publicaciones en redes sociales. Así llegaron más ventas.
Mi consejo: haz lo que puedas con lo que tienes y desde donde estás. No necesitas nada específico para empezar. Si tienes la idea y las ganas, puedes avanzar.
Muchas veces nos venden la idea del emprendedor como alguien con libertad total, viajando por el mundo. Pero la realidad es otra, al menos al principio.
El esfuerzo inicial, sacrificios y decisiones
Si decides emprender, prepárate. Al principio harás todo tú solo. Trabajarás el doble o triple de lo que trabajabas como empleado, y tal vez al comienzo no verás ingresos.
Si no estás dispuesto a hacer sacrificios, piénsalo bien. Emprender puede no ser para todos, y está bien. Lo importante es tomar decisiones informadas.
Subcontratar como estrategia para crecer sin maquinaria
Cuando inicié, algunos clientes me pedían servicios que no ofrecía. Como no tenía para invertir en maquinaria, empecé a subcontratar a otros emprendedores ya establecidos. Por ejemplo, un cliente me pedía bordar camisetas: yo creaba el diseño, hacía la cotización, y llevaba el trabajo a un proveedor.
Fija plazos de entrega amplios, mucho más de lo que te ofrece quien subcontratas. Así aseguras cumplir con tus primeros clientes y ganar su recomendación.
Los errores también te impulsan a crecer
Tuve inconvenientes con proveedores: atención al cliente deficiente, entregas tardías… Esto me motivó a adquirir mi propia maquinaria. Presenté mi idea a mi familia, mostré que ya tenía ventas, y logré que me prestaran dinero para comprar mi primera máquina bordadora.
Ya con maquinaria, quise aumentar mi visibilidad. Aún tenía mi trabajo de medio tiempo, así que ahorré de mi sueldo y alquilé un local comercial en una zona transitada.
Todos pensarán que estás loco (y puede que lo estés)
Alquilar el local fue una decisión arriesgada. Todos me decían que estaba loco, que tenía un trabajo estable, que no debía dejarlo. Es normal que mucha gente no te apoye al inicio.
¿Vale la pena? Te digo con honestidad, sí. Incluso si fracasas, aprenderás muchísimo. Pero ten claro que no es el único camino, hay personas que escalan en sus trabajos, y también es válido.
Cómo sobreviví los primeros meses con el local comercial
Abrir el local fue como comenzar una carrera. Tenía que cubrir el arriendo, los insumos, la energía… Seguía trabajando medio tiempo, y mi pareja atendía el negocio por la tarde.
Acordé con mi jefe reducir mi jornada. Le di seis meses para que encontrara un reemplazo y me propuse que, en ese plazo, mi negocio generara lo suficiente para vivir sin depender de mi empleo.
Diferenciarme fue clave
Una razón por la que quería diferenciarme era porque la competencia no se atrevía a hacer ciertos trabajos. Clientes que eran rechazados por otros negocios venían a mí. Yo buscaba soluciones, probaba, ajustaba precios… y la mayoría terminaba sorprendiéndose.
Esa actitud hizo que me recomendaran, incluso mis competidores. Algunos hasta me subcontrataban.
Si haces lo que otros no hacen, no tienes competencia.
No tenía capacidad de producción para grandes volúmenes, pero hacía trabajos personalizados que otros no querían hacer. Eso me permitió cobrar más y tener buena rentabilidad.
Enfócate en un nicho: así te haces conocido
Yo me enfoqué en personalizados y gorras bordadas. Aprendí técnicas que no se usaban en mi zona, y empecé a innovar. Me hice conocido por eso. Las personas llegaban diciendo: “me dijeron que aquí es el mejor lugar para bordar gorras.”
Y esto es clave: el precio no es lo importante. Lo que importa es que sea rentable para ti. No mates a tu negocio cobrando menos.
Cometerás errores (y está bien)
Desde fallas de maquinaria hasta errores con pedidos, los problemas van a aparecer. Y son necesarios. Lo importante es aprender a resolverlos rápido, porque muchas veces, los problemas se convierten en oportunidades de nuevos servicios.
No dejes que el ego te gane
Cuando el negocio empezó a ir bien, cometí errores. Me creí invencible, dejé de escuchar, empecé a dar malos precios y tomé malas decisiones. Quiero compartir esto contigo para que no repitas lo mismo.
Valora a tus clientes iniciales. No los cambies por volumen. El volumen baja la rentabilidad, exige más trabajo y muchas veces no vale la pena.
Crea alianzas estratégicas: otro motor de crecimiento
Muchos emprendedores me subcontrataban a mí. Buscaban personalizadores, publicistas, confeccionistas… gente que no ofrecía bordado pero sí lo necesitaba.
Yo les ofrecía un servicio complementario. Ellos ganaban, yo ganaba. Y además, ellos trataban con el cliente, lo cual me ahorraba tiempo.
Mi consejo: ten presencia en redes sociales. Es una forma económica y efectiva de atraer clientes y generar alianzas.
El error de gastar demasiado cuando empiezas a ganar
Cuando el negocio empezó a generar ingresos, cambié mi estilo de vida. Cometí el error de creer que el dinero del negocio era mío. Pero no lo es.
El dinero del negocio es para hacerlo crecer. Si no reinviertes, tu negocio dejará de ser relevante. Esto me llevó al borde de la quiebra más de una vez.
Invierte en adquisición y retención de clientes. Y luego, invierte en empleados, maquinaria, insumos, en lo que necesites para atender la demanda.
Liderar, no mandar
Ser jefe no significa ser líder. No quería repetir las malas experiencias que viví como empleado. Empecé a premiar el esfuerzo extra y a mantener una relación formal pero justa con mis empleados.
No seas el amigo de tus empleados, eso puede crear exceso de confianza y afectar el rendimiento. He despedido personas por esto y aprendí la lección.
Conclusión ¿vale la pena?
Emprender ha sido la experiencia más aterradora, emocionante y gratificante de mi vida. He dudado, he fracasado, he querido rendirme… pero también he aprendido.
Mi consejo: inténtalo. Comienza con poco riesgo. Si no es para ti, lo sabrás. Pero no te quedes con la duda.
No es fácil, no es mágico, pero si no estás contento con tu situación actual, hacer algo es mejor que quedarse de brazos cruzados.
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